En mi vida quiero personas que sumen, no que resten
No dejes que se pierda tu esencia. Intenta no perderte entre las personas, pues cada vez desconocemos más a los que nos rodean. No te desveles ni te deshagas de tu esencia aunque lo que estás viviendo te atormente. No cambies ni te transformes sino es porque has asumido una buena lección.
Tu corazón es hermoso así, no permitas que las personas resten o dividan tu vida. Ama tu interior y mejórate cada día, pero no consientas perder tu esencia. Si ella desparece, serás solo alguien más y aquellos que te quieren y te valoran no podrán distinguirte.
El dolor que causa aquello que nos anula a veces es insoportable
Nadie quiere tener a su lado personas que le anulen o que boicoteen su crecimiento personal. Todos queremos a nuestro lado personas que nos ayuden a sumar experiencias y buenos sentimientos.
Es como el yin y el yang, la tristeza y la alegría, la noche y el día. Los aciertos requieren de los errores de la misma forma que sumar no tendría sentido si nunca hubiese nada que restar. Y es así como somos las personas, a veces blanco, a veces negro y, en otras ocasiones, de colores.
Nunca des explicaciones; tus amigos no lo necesitan y tus enemigos no te creerán de todas formas.-Elbert Hubbard.
Nadie es totalmente bueno o totalmente malo
Aún sabiendo que no podemos ser todo o nada, no podemos dejar al descubierto nuestro bienestar, tenemos que protegerlo de daños que pueden ser evitables y previsibles.
Para eso debemos solemos una especie de balanza emocional. A un lado ponemos todo aquello generado por los demás que es negativo y que sobra. Al otro lado colocamos lo bueno y lo positivo que podemos encontrar en nuestro camino.
Como es obvio, deberemos sopesar emocionalmente a cada persona por separado teniendo siempre en cuenta la situación física y emocional de las personas afectadas, así como, por supuesto, el contexto.
Queda a la vista que no es nada fácil utilizar nuestra balanza, pues hay cientos de factores que no podemos controlar y que son totalmente subjetivos. Así es que… ¿por qué juzgamos como bueno o malo tan a la ligera?