MIEDOS QUE TODOS COMPARTIMOS

Que no te cuenten películas de miedo. Todos tenemos miedos. Y algunos tenemos muchos. Nadie se puede escapar.

El miedo al miedo probablemente causa más problemas en nuestras vidas que el miedo en sí mismo. Karl Albrecht

¿Qué es el miedo?

El miedo tiene muchas interpretaciones pero quizás podemos decir que es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.
Es llenar de agobiantes sensaciones el momento presente, anticipado en tu mente un hecho que creemos no será bueno para nosotros que aún no ha ocurrido y del que que no tenemos la certeza que ocurrirá.
Como parte del ADN emocional del ser humano, los miedos existen para alertarnos, protegernos y ayudarnos a sobrevivir cuando realmente hay un peligro para nuestra vida. Porque tenemos miedos podemos decir que estamos vivos como especie. Si no fuese por ellos yo no estaría escribiendo esto, ni tu leyéndolo.

Imposible no tener miedo a algo.

 Sentir miedo es humano, el problema es que tenemos miedos por muchas más cosas que las que realmente pueden hacernos daño en nuestra vida. Estos son los miedos irracionales que dinamitan nuestra existencia.

Todos nos creamos historias de miedos.

En nuestra cabeza que no tienen ningún fundamento y que empeoran nuestra felicidad y tranquilidad. ¿Quién no ha tenido algo de miedo en algún momento de su vida por algo aún sabiendo que era ridículo tenerlo?
Y es que como hemos dicho antes, todos tenemos miedos y la mayor parte de ellos nacen de ideas compartidas por la gran mayoría de nosotros.

No cedas a tus miedos. Si lo haces, no serás capaz de hablar a tu corazón. Paulo Coelho

Los cinco miedos básicos

Fue Kent Albrecht quien etiquetó los cinco principales miedos que sufren los seres humanos.
El miedo se muestra de muchas formas, pero estos son los esenciales de los cuales nacen el resto de nuestros miedos más comunes:

1. Miedo a morir

Es fruto del miedo a lo desconocido, a la nada, a que ocurrirá cuando nuestro cuerpo se pare definitivamente.  Miedo antagónico al miedo a la vida. Es un temor que genera un gran desasosiego y que se convierte en un gran reto para todo aquel que lo sufre.  ¿Cómo podemos superar el miedo a la muerte?
Hay que cambiar de actividad cuando se produzca, no permitir que el dialogo interno aparezca, tenemos que distraer la mente con alguna actividad que nos agrade y reconforte. Contactar con gente alegre y optimista también desviará el foco de nuestro sufrimiento.
Trabajar y modelar nuestras creencias, pasas dar sentido a nuestra vida, también es fundamental. El creyente desde un punto de vista religioso atravesará una puerta de entrada a otro mundo, mientras que el resto de los humanos verán en la muerte sólo una puerta de salida.
Concienciarnos de que la muerte es el único final posible, por lo que tenemos que aprovechar cada instante que nos regala la vida.

Las personas que viven profundamente no tienen miedo a la muerte. Anais Nin

2. Miedo a la soledad

Este miedo está relacionado con el temor a sentirnos despreciados o rechazados.  El miedo a la soledad está relacionado íntimamente con nuestro desarrollo emocional. Cuando conseguimos tener un alto nivel de inteligencia emocional, la soledad nos permite una conexión con nosotros mismos y nos hace evitar dependencia hacia otros.

¿Cómo vencer el miedo a estar solo?

Para perder el miedo a estar solo, primero debemos reconocer que este temor existe. Asimismo debemos perdonar posibles abandonos pasados por parte de familiares, parejas o amigos. Hacer una relación de causas por las que terceras personas nos dejaron solos, aunque no las compartamos nos hará generar cierta empatía y allanar el camino para alejar este miedo.
Quizás para encontrar el amor verdadero antes haya que encontrar o reparar nuestros hilos rojos del destino, como les gusta decir en muchos países asiáticos, necesita de la limpieza previa del perdón.
Por último debemos reconquistarnos a nosotros mismos, intentando pasar el mayor tiempo posible solos, conociéndonos y aprendiendo a disfrutar de nuestra compañía. ¿Si no estamos a gusto con nosotros mismos? ¿Cómo podemos pensar que lo van a estar otros?
Un sencillo ejercicio para perder el miedo a la soledad puede ser este:
Encontrar un sitio tranquilo, ponerse en una posición confortable, sentado o tumbado, respirar profundamente y escuchar el sonido del silencio, permitiendo que este nos inunde. Permitirnos disfrutar de este estado durante un rato.
Si repites esto con frecuencia y le descubres su encanto, podrás descubrir a la soledad como una mágica aliada y empezarás a disfrutarla como un maravilloso tesoro.

3. Miedo a ser mutilado

Este temor que genera sensaciones de angustia está relacionado con el dolor corporal y el temor de perder cualquier parte de nuestro cuerpo.
Dentro de este miedo básico estarían recogidos el vértigo o miedo a caer desde las alturas, o el miedo a perecer ahogado. Es decir, todos derivados del miedo a la muerte.

4. Miedo a la pérdida de autonomía

Cualquier situación a perder nuestra libertad, generando una dependencia de terceros. Ser inmovilizados, atrapados, encarcelados, sometidos son algunas de las variantes de este miedo. La claustrofobia es una de sus reacciones físicas. El temor a la libertad de nuestros movimientos naturales es común a casi todos nosotros.
Dentro del temor a perder la autonomía estaría también el miedo al compromiso. Es decir a perder nuestra libertad.

5. Temor a que nuestro ego salga dañado

En este apartado englobaremos todos aquellos miedos que asaltan la zona de confort de nuestro ser, de nuestro ego. El miedo a la humillación o a sentir vergüenza se situaría aquí.
Hablar en público es uno de los momentos que más angustia provoca en muchos seres humanos, es un miedo que en muchos estudios aparece incluso por delante del miedo a la muerte, por lo que te da idea de su cruda importancia. Es un miedo que figura como exponente máximo de la muerte del ego.
Cada uno de nosotros debe enfrentarse a sus propios miedos, debe encontrarse cara a cara con ellos. Cómo manejamos nuestros miedos determinará dónde vamos en el resto de nuestras vidas.

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