La Flor de la Vida es una de las formas fundamentales de la Geometría Sagrada, estudio que apela a nuestro hemisferio izquierdo o racional, para explicar los patrones de creación de la vida y la conciencia.
Como figura geométrica, la Flor de la Vida está compuesta por 19 círculos, que se solapan o sobreponen entre sí. 36 arcos circulares, generando una forma hexagonal y un patrón muy similar al de las flores (de allí su nombre).
El centro de cada círculo se encuentra en la circunferencia de los 6 más próximos, por lo que están centrados dentro del perímetro de cada uno.
Utilizar la imagen de la Flor de la Vida en meditaciones. Activa las energías positivas y fomenta en nosotros la concentración, la orientación de voluntad. El equilibrio, la tranquilidad, el agradecimiento y la sanación.
Un ejercicio simple consiste en la observación de la imagen de este símbolo, acompañado por respiraciones profundas.
Esto puede funcionar como una rápida limpieza de nuestro campo energético o aura.
Sin embargo, esta meditación debe realizarse por cortos períodos de tiempo y sin olvidar la respiración. Dado que la intensa energía, que emana la Flor de la Vida, puede generar migrañas, si no estamos acostumbrados.
La Flor de la Vida es uno de los vehículos utilizados para alcanzar el Merkaba, entendido como el estado de conciencia superior, al cual accedemos aplicando la Geometría Sagrada.
En este nivel, comprendemos la existencia y aceptamos nuestra condición: Somos partes fundamentales del Universo, en el que todos los seres estamos conectados y formamos uno con la fuente.